
Los pulpos, conocidos científicamente como octópodos (Octopoda), son un orden de moluscos cefalópodos que habitan en océanos de todo el mundo, desde aguas poco profundas hasta zonas abisales.
Se caracterizan por sus ocho brazos, su cuerpo blando y su gran inteligencia. Al igual que por su comportamiento único, habilidades sorprendentes y capacidades sensoriales que los hacen destacar entre los invertebrados.
En este artículo exploraremos 10 características sobre los pulpos para conocerlos a profundidad.
1. Tienen tres corazones y sangre azul:
Uno de los datos más curiosos sobre los pulpos es que poseen tres corazones, a diferencia de la mayoría de los seres vivos que solo tienen uno.
Dos de estos corazones, llamados corazones branquiales, se encargan de bombear la sangre hacia cada una de las dos branquias, donde se oxigena.
El tercero es el corazón sistémico, que recoge la sangre ya oxigenada desde las branquias y la distribuye por todo el cuerpo. Esta singular anatomía les permite mantener una eficiente circulación en su entorno acuático.
Además, la sangre de los pulpos es de una coloración azul debido a que contiene hemocianina, una proteína rica en cobre, que les permite transportar oxígeno de forma eficiente en ambientes fríos y con bajo nivel de oxígeno.
2. Su sistema nervioso esta descentralizado:
El sistema nervioso de los pulpos está descentralizado, lo que significa que no todo el control lo tiene el cerebro.
De hecho, gran parte de sus neuronas se encuentran en los brazos, permitiéndoles moverse, explorar y reaccionar de forma independiente, incluso sin intervención directa del cerebro central.
3. Son capaces de camuflarse:
Una de las características más conocidas de los pulpos es su capacidad para camuflarse gracias a unas células especiales en su piel llamadas cromatóforos.
Que le permiten cambiar de color y textura en segundos para mezclarse con su entorno, esconderse de los depredadores o comunicarse con otros pulpos. Esta habilidad es una de sus principales formas de defensa.
4. Expulsan tinta como defensa:

Cuando se sienten en peligro, los pulpos utilizan una táctica muy efectiva: expulsan una nube de tinta oscura para confundir y desorientar a sus depredadores.
Esta tinta se produce en una glándula especializada, que en realidad es una transformación de su glándula rectal, y se almacena en un saco situado cerca del sifón, lo que permite al pulpo expulsarla rápidamente junto con un chorro de agua.
Antes de salir, la tinta se mezcla con una sustancia mucosa, formando una mancha espesa que flota en el agua y bloquea tanto la visión como el olfato del atacante.
Por último, el principal pigmento responsable del color oscuro de la tinta es la melanina. Cabe destacar que algunos pulpos, como los del suborden Cirrina, no poseen saco de tinta y, por tanto, carecen de esta forma de defensa.
5. Pueden regenerar sus brazos:
Una de las características más sorprendentes de los pulpos es su capacidad para regenerar sus brazos por completo.
Ya que, si un depredador les arranca uno de sus tentáculos o lo pierde de otra forma, este puede volver a desarrollarlo completamente en cuestión de unas pocas semanas. Además, el nuevo brazo es idéntico, en tamaño y funciónes, al original.
Este proceso de regeneración es posible gracias a su complejo sistema nervioso, que aunque es descentralizado, coordina de forma eficiente la reparación del tejido.
6. Son extremadamente inteligentes:
Según estudios los pulpos son uno de los invertebrados más inteligentes del mundo. Siendo capaces de resolver problemas, recordar soluciones, distinguir formas y patrones.
E incluso han mostrado comportamientos como el juego y el uso de herramientas. También se han observado escapando de acuarios o explorando en busca de comida.
Además, en 2021, un estudio científico (pdf) reconoció oficialmente a los pulpos como seres sintientes, capaces de experimentar dolor, placer y emociones, lo que llevó a su inclusión en leyes de bienestar animal en el Reino Unido.
7. Se reproducen una vez en su vida:
Uno de los datos más curiosos sobre los pulpos es que solo se reproducen una vez en su vida. El macho transfiere el esperma a la hembra mediante un brazo especializado llamado hectocótilo y, tras el apareamiento, entra en un estafó llamado «senescencia», donde termina muriendo pocas semanas después.
La hembra, por su parte, deposita y protege los huevos sin alimentarse durante todo el proceso de incubación. Su cuerpo se debilita y finalmente muere poco después de que los huevos eclosionan.
Este tipo de reproducción, llamado semélparo, marca el fin del ciclo de vida tanto del macho como de la hembra, y es un rasgo notable de la biología de los pulpos.
8. Son muy flexibles:
Los pulpos son increíblemente flexibles, gracias a que no tienen esqueleto ni columna vertebral, y su cuerpo está compuesto principalmente por músculos y tejidos blandos.
Esta estructura les permite deformarse hasta pasar por aberturas tan pequeñas como el tamaño de su pico, que es la única parte dura de su cuerpo.
En muchas especies, esto significa que pueden deslizarse por espacios de menos de 2-3 centímetros de diámetro, dependiendo del tamaño del individuo.
Gracias a esta flexibilidad, pueden esconderse en grietas estrechas, escapar de depredadores, y explorar zonas inaccesibles para otros animales.
9. Algunos son venenosos:

Un dato poco conocido sobre los pulpos es que todos segregan algún tipo de veneno, el cual utilizan principalmente para inmovilizar a sus presas, como peces, cangrejos o moluscos. Sin embargo, no todos los venenos son peligrosos para los humanos.
La excepción más notable es el pulpo de anillos azules, una pequeña especie de colores brillantes cuya toxina, la tetrodotoxina, es extremadamente potente y puede ser mortal para los humanos, incluso en cantidades muy pequeñas.
A pesar de ello, este pulpo no es agresivo y solo ataca si se siente amenazado
10. Tienen múltiples cerebros:
Los pulpos poseen un cerebro central y ocho “mini cerebros”, uno en cada brazo. Aunque técnicamente no son cerebros completos, estas estructuras neuronales permiten que cada brazo funcione con cierto grado de autonomía, procesando información y respondiendo al entorno sin depender totalmente del cerebro principal.
Este sistema nervioso tan distribuido les da una capacidad única para realizar múltiples tareas al mismo tiempo, como explorar, manipular objetos o escapar de amenazas, lo que contribuye a su reputación como animales altamente inteligentes y complejos